Amoavé es que hace musha
caló, es que estoy muy cansada y es que me pongo a plantear una idea y
ahora, mirusté por donde me tengo que poner
explicar quién ha dicho qué.
Porque oiga, me puedo liar lo mío con las tildes, y con las comas, o no, de hecho lo hago, pero soy de
la generación de los de leer y
preguntar, de los de admitir ignorancia y beber de quien sabe más, o sea, de
quien sabe, porqué tienes bastante bagaje para destronar fantasmas. Que haberlos, haylos, a chorreones, y muchos con cosas publicadas, talmente como si fueran serias.
Y tienes un planteamiento, un concepto, y (menos mal)
alguien te obliga, las putas formas, a darle forma, valga la redundancia, y si
no vale, pos a la mierda. Pero oye, que las formas pueden ser impecables, y la
idea ser una apología al sepuku de las ostras.
Peeeeeero ¡Artoquietoparao!. Que lo del orden. Bien. Necesario e imprescindible si
me aprietas un poco. Hasta que asfixias a la gente. Hasta ahí. Y ni un milímetro
más.
¿Pero en qué cabeza cabe, si yo estoy toita toa enfrasca con
el Hobbes o con mi Bobby Merton me ponga a contar palabras como si me fuera la
vida en ello?
Aclarando que es gerundio. Estoy haciendo esto porque me
apasiona, me divierte, y si deja de divertirme o de apasionarme, lo puedo
mandar a la mierda sin pena y sin remordimientos.
No me va a poner ni a quitar nada en mi trayectoria personal. Mi ÚNICA pretensión es decir como se ve
desde aquí, y si le sirve a alguien, pos oye, pos mola. Y si no, pos nada.Sin amontonarnos,
Lo que a mí me toca es
que la gente pueda ir a las fuentes, yo, que soy una devota de las bibliografías,
de los buenos libreros, esos, los libreros, con los que te puedes pasar horas y
horas y horas, hablando de libros, esos que tienen joyas que difícilmente se
puedan catalogar de best sellers o de top tens de nada.
Que no son bibliografías, son
viejos amigos, leídos, releídos, compañeros y consuelos, y si no es académicamente correcto.
Pos vale, tomaros algo, yo
invito.
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