CRONICAS UNIVERSITARIAS. CAPITULO V. ELECCIONES.



Por lo visto necesitamos representantes de alumnos en no sé qué consejo, o claustro u organismo de gestión de la universidad.

Por este motivo, nos han interrumpido un par de veces en clase, con la sana intención de postularse como recolectores de nuestros necesarios votos.

Bueno, vale, a ver que nos cuentan.

Pos que nos van a poner una fuente en el patio, de las de beber, olvidaros de algo dieciochesco con sus carpas naranjitas paseando de un lado a otro. Y que lo de las goteras no tiene arreglo. ¡Ah! Y que como no nos sentimos muy representados ni muy participantes, van a poner el nombre de nuestro grado en la fachada.

A mí lo de la fuente me da mucho igual, salvo que el distribuidor sea Ponce de León y ofrezca garantías. Porque, total, si va a salir la misma agua que por los grifos del lavabo, no me parece un gasto imprescindible.

Lo de las goteras, tiene su retranca. Amoavé. Si estamos hartos de mandar expediciones no tripuladas a Marte (que generalmente acaban espachurrándose contra ese pobre planeta que ya estamos llenando de chatarra sin haberlo pisado) ¿No hay medios para arreglar unas goteras? Cuando además esa agüita acaba sobre un suelo, que las limpiadoras mantienen impecable, convirtiéndose en una magnifica pista de patinaje. Supongo que cuando alguien se rompa algo, demandará a la facultad y acabaran arreglando las goteras. Esperemos que el afortunado héroe no se rompa la cabeza.

El nombre de la fachada se lo pueden ahorrar, sobre todo porque tenemos prioridades más importantes. La mayoría de los libros que nos recomiendan, están descatalogados, así que toca buscarlos en la biblioteca, pero no en la nuestra, en la nuestra no hay muchos libros de nuestra especialidad ¿Queréis dejaros de tontás de nombre y ocuparos del tema libros?

Eso sin tocar el temita del idioma y del jodido B1, que como ya he dicho lo que pienso, no voy a volver a mencionar.

Volviendo a los libros, debería existir un mecanismo, para que, cuando una editorial renuncie a seguir editando un título, lo cuelgue en la red como servicio público. Perdemos un tiempo precioso en localizar textos que al final están veinte facultades más lejos.

Parece ser que nadie ha caído en la cuenta de que la universidad tiene la obligación de facilitar el acceso a los temas a estudiar, que es a lo que se va a estos sitios, no a montar una gimkana por toda la ciudad cada vez que necesites un texto (la cuestión profesores mejor no menealla).

En fin, que me tienen a los niños entretenidos haciendo grupos de representación (que como son muchos, ninguno tiene la fuerza necesaria para presionar nada) jugando a los famobil políticos y distraídos con fuentecitas y rótulos.

Angelicos, ¡son tan chicos!

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