LA AMEBA FELIZ



No hace mucho gozaba de un hábitat donde el tiempo estaba lleno de cosas y circunstancias diversas. Mi pequeño ecosistema se regía por las necesidades del colectivo familiar, que yo apresuradamente, intentaba satisfacer, tal como exigían mis condicionamientos biológicos y culturales. Aunque en algún momento he tenido demasiado sueño o cansancio, no era una tarea desagradable, por lo menos, no en su conjunto, salvo que algunas cosas eran tremendamente tediosas, planas y aburridas.

Es lo que viene dado por el bonito cargo de “amante esposa y madre ejemplar” que sin ser un oficio, da mucho curro, y aunque tenga el aura de la perfección domestica no es más que una sentencia más propia de una lápida anónima, que de los deseos de una mujer medianamente normal. Esto abarcaba disciplinas como la psicología, la pedagogía, restauración (tanto de comer como de la otra), higiene domestica, conducción en casos de urgencias, organización de eventos, logística, agencia de viajes……..en fin, un montón de pequeñas o grandes tareas, que te absorben y te abducen a poco que te dejes.

Yo, que siempre he sido curiosa, y de buen conformar, he estado desempeñando lo mejor que he sabido este papel, teóricamente secundario, durante años. Básicamente porque opino que si asumes una responsabilidad debes llevarla hasta su conclusión o hasta que el proyecto iniciado funcione sin ti, para valorar esto, hay que dejar de creerse imprescindible y forzar a los demás a que muevan pelín la bolsa escrotal, porque, obviamente, es muy fácil, revestir de un halo de importancia las cosas que quieres hacer, con la sana intención de que alguien se ocupe de esas “otras” cosas más anodinas más desagradables y más monótonas, que son las agrupadas bajo el epígrafe de “ámbito domestico”.

Pero el tiempo pasa, las circunstancias cambian, la gente crece…y de golpe te sientes como en esa sensación de caída que sucede cuando estás en duermevela, tienes tiempo.

Puedes hacer un millón de cosas, o dos millones, solo debes pensar que es lo que realmente quieres, que es lo que te haría feliz. Y no vale retomar, porque ni eres la misma persona que antes de meterte en todo este lio, ni tienes las mismas capacidades, ni deseos ,ni necesidades que unos pocos años atrás, todo es distinto todo es nuevo, y todo es genial. Intentar comportarte como si volvieras a tener veintitantos, no es una opción y además es patético.

Te sientes como una ameba, nadando en el caldo primigenio y con una gran carga de información en su única y plena celulilla, con todo el tiempo del mundo, y un gesto imperceptible de satisfacción en la comisura de la boca, feliz de tener paz, y de tener todavía una edad bastante razonable y disfrutable, sopesando opciones, haciendo planes, mientras te vas acercando, flotando, suave, a un cálido rincón donde la tenue luz invita a leer.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS