LA VENGANZA DE LA HORMIGA


Era demasiado como para soportarlo, ninguna hormiga en sus cabales lo hubiera consentido, tanta austeridad laboriosa, para después comprobar que en cigarralandia se vive mejor.

Pero la intolerante hormiga (que tenía alguna genética de araña por parte de padre) tejió y urdió un plan perfecto para acabar con semejante plaga, como una Bernarda Alba cualquiera, no podía tolerar tal despiporre.

Creó un mundo maravilloso a la medida de las despreocupadas cigarras, un ponzoñoso wonderland donde todo el mundo daba palmaditas en la espalda, el aire estaba lleno de sonrisas Chesire y las disfrutonas cigarras ni advertían como les crecían las orejas de burro.

¡Así pequeñuelas, así, ya veréis que bien lo vamos a pasar ¡

Cuando todas estaban más distraídas, la rencorosa hormiga abrió la manguera creando una enorme inundación donde se debatían desesperadas las cigarras, ahogándose y muriendo.

Por fin, llego el silencio, se acabo la fiesta, ahora las supervivientes y su descendencia durante generaciones trabajaran bajo la férrea patita de la hormiga para mantenerla a ella, a su prole y a todos los que participaron en el maldito montaje.

Puta y rastrera hormiga.

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