REQUIEM (ESPERO)


Estudiar inglés, ir al gimnasio y quitarse de fumar. Son tradicionalmente los propósitos más comunes de año nuevo.

Al gimnasio ya llevo yendo una temporada, así que nada, solo es cuestión de retomar la rutina, y a pesar de que saber inglés siempre me ha parecido una gran cosa, estudiarlo me da una pereza horrible, aparte de que tampoco encuentro un motivo lógico para saltarme los empastes intentando pronunciar correctamente la lengua de Shakespeare, de Terry Gilliam y de Robert Graves.

Quitarse de fumar, ¡Ay Zeñó! Esa ya es otra cuestión. De siempre he intuido que en algún momento llegaría el tiempo de tenerlo que dejar, los simpáticos anuncios, tipo esquela de las cajetillas nunca me han hecho mucho efecto y la verdad es que son poco reveladores, desde la primera vez que te pasas fumando y te tiras medianoche sentada en la cama tosiendo, eres consciente de que fumar es malo y además mata.

Yo no sería capaz de demandar a una compañía tabacalera por los perjuicios del tabaco, son obvios desde la primera calada que baja rajándote los bronquios cuando apenas eres un niño grande y te da por probarlo.

Sin embargo, puede más la fascinación de las volutas de humo y ese olor como a madera dulce del tabaco rubio. Mi generación ha crecido entre los pitillos en las comisuras de los espías y de los chicos duros de Hollywood, y las bocanadas indolentes de esas perfectísimas mujeres fatales en blanco y negro, fumar es un placer….genial….sensual, y tiene un añadido de desafío sofisticado que no tiene por, ejemplo, mascar chicle.

Además siempre he sido una fumadora hedonista, no fumo conduciendo, ni trabajando, ni andando por la calle, ni haciendo ninguna actividad que me distraiga del placer de fumar, salvo que esté de marcha o de tertulia, entonces sí que van uno detrás de otro, acompañado de su cervecita, su cafelillo o la argumentación pertinente para calentar el debate de turno.

Pero tengo que dar por terminado todo esto, a cuatro euros la cajetilla, fumar me parece indecente e insostenible. Además creo que tanta ley antitabaco es una locura. Si todos dejáramos de fumar de golpe, los presupuestos del estado se verían seriamente comprometidos.

Llevan décadas incitándonos a fumar, permitiendo que los cigarros vayan cargados de sustancias adictivas y letales, recaudando sumas de vértigo a cuenta de las personas a las que han convertido consciente y maquiavélicamente en adictos. Y ahora resulta que los fumadores somos los malos, los inconscientes, los insolidarios, los desechos de la sociedad. Pos vale, pos lo que tú digas, pos tomate algo que yo invito.

He cogido un bote de cocina, le he hecho una bonita raja en la tapadera y le he pegado una panorámica de un puertecillo de alguna isla perdida de Croacia, tengo que calcular cada cuanto debo introducirle cuatro euros, y cada vez que me dé el mono, echare uno más, y cuando ya esté subiéndome por las paredes, buscare en el google Croacia turismo y me motivaré pensando en que pronto tendré suficiente para financiarme el viaje. Solo tengo un hándicap serio, al ordenador siempre me he sentado fumando.

Así que si todo falla me iré al blog de eclectikus a echar unos pitillos virtuales.

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