AMPARITOLOGíA


Hay una mujer que colecciona desmemoria de agravios.

Hay una mujer que no distingue las frases de aliento.

Hay una mujer que se debate consigo misma.

Hay una mujer que subsiste de la luz de las estrellas.

Hay una mujer entregada a la alegría.

Hay una mujer que no esconde las canas.

Hay una mujer que ama los colores.

Hay una mujer construyendo brújulas.

Hay una mujer interpretando mapas.

Hay una mujer que oye sinfonías.

Hay una mujer que hace casas.

Hay una mujer que tiene nauseas con la notoriedad.

Hay una mujer que es diosa madre.

Hay una mujer afanándose en los fogones.

Hay una mujer que merece mil hammanes.

Hay una mujer peleando contra lo incongruente.

Hay una mujer agotada pero lúcida.

Hay una mujer a la que puedes acudir.

Hay una mujer con un plan.

Hay una mujer reflejada en las cúpulas de las catedrales.

Hay una mujer que anhela los museos.

Hay una mujer modelo de la escuela flamenca.

Hay una mujer absorta por la belleza.

Hay una mujer peleando por el futuro.

Hay una mujer que adora los viajes.

Hay una mujer que es piedra angular.

Hay una mujer que no sabe lo que vale.

Hay una mujer que son todas las mujeres.

Hay una mujer que piensa que el peso del mundo, lo aguanta todo el mundo (angelico ella).

Hay una mujer a la que lo lógico no le funciona.

Hay una mujer no resignándose.

Hay una mujer no aceptando lo escrito.

Hay una mujer interpretando el universo.

Hay una mujer peleando contra lo establecido.

Hay una mujer con la fuerza telúrica y silente.

Hay una mujer perdida y encontrada.

Hay una mujer que ha renunciado al miedo.

Hay una mujer que no me deja colgar fotos.

Hay una mujer encerrada en su equilibrio.

Hay una mujer que no sabe si necesita a alguien.

Hay una mujer que lo ha resuelto todo sola.

Hay una mujer que ha aliviado muchas cosas.

Hay una mujer sabia y asequible.

Hay una mujer que lo entiende todo.

Hay una mujer que no sabe cómo aplicar lo aprendido.

Hay una mujer que necesitamos.

Hay una mujer imprescindible.

Hay una mujer….que es la sal de la tierra.

Hay una mujer………………..

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EMPATIA, MISERIAS, CAUNADAS Y OTROS TEMAS


A la gente que queremos le perdonamos muchas cosas. Ser componentes del género humano nos otorga un grado de empatía que, parece ser que va de serie. O no.

Perdonamos calentamientos mentales, “rallaeras” retruécanos mentales y argumentaciones insostenibles.

A la gente que queremos le perdonamos muchas cosas.

¿Qué nos perdonamos a nosotros mismos?

Haciendo solo un pequeño esfuerzo de introspección, conocemos nuestras miserias con demasiado detalle, sabemos como de mezquinos podemos llegar a ser. (Cosa que no sabemos de los demás porque ya se cuidan ellos, consciente o inconscientemente de ocultarnos).

Esto de la inteligencia emocional es un arma de doble filo. A poco que tengas tiempo, te haces un mapa más o menos exacto de tus zonas luminosas y de la más profunda de tus oscuridades.

Hay mucha gente que le dan mucho más valor a lo que otros hacen, que a lo que hacen ellos, gatos deslumbrados por un puto coche, o convencionalismos, que en ningún mundo lógico deberían ser atropellados y abandonados en la cuneta. Luces machacadas, cuyo resplandor nos falta a todos  para poder vivir en sitios menos oscuros y desoladores.

Obvio decir, que la gente que no posee esta maldición vive feliz cual perdiz.

A poco que seas honesto, calibras la clase de bicho que eres. Y, en general, te decepciona.

Y te duele, no te gusta saber de tu parte egoísta, no quieres verte como un gollum de la vida acariciando un tesoro robado. Pero si disculpas, (o no), estas mezquindades en la gente que aprecias. ¿Por qué magnificas todo ese perfil de miserable egoísta dando por sentado que eres una mala persona?

¿Lo eres?

¿Eres peor persona que la gente que te rodea? ¿Eres menos digno de apreciar que la gente a la que quieres?

¿Alguien ha tenido la santa paciencia y la sabiduría de enseñarnos a gestionar nuestros sentimientos?

NO.

No va incluido en el plan de enseñanza. Los padres, normalmente, tampoco tocamos ese tema.

Según dicho popular, Cá uno es cá uno, con sus caunadas.

Amoavé. Ante todo, mucha calma.

Somos criaturas contradictorias y difíciles. Normalmente nos debatimos con nosotros mismos antes de tomar una determinación o de emprender un camino.

Cada decisión nos hace renunciar a una parte de nosotros, y potenciar otra. Para bien, o para mal, funcionamos así. Por mucha angustia o dudas que nos genere, estamos así programados.

Pos ¡Hala! ¡A volar! Si renunciamos a según qué gente o qué proyectos………!Ea! igual no tocaba.

Si emprendemos otros, con todo en contra, por aquello de “me ha dado buen punto” pos nada, a asumirlo.

Y si te equivocas, nada, a aprender de los errores.

Y si triunfas, pues intenta aprender de esos triunfos.

Y sobre todo, perdónatelos, y perdónaselos, a esa gente que han apostado por lo inverosímil.

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