CRONICAS UNIVERSITARIAS. CAPÍTULO I


Pues si, como ya sabéis la mayoría, después de muchos años de haber cerrado mi último libro de texto me he vuelto a embarcar en el mundo del estudio.

Me he provisto de material básico, a saber: blocs, post it, rotuladores varios, bolígrafos…. y un corcho de esos de la mitad de corcho y la otra mitad de veleda (recomendación de una vecinita con la que comparto facultad).

Mi primera dificultad ha sido comprar un estuche, obviamente no voy a llevar todos los utensilios desparramados por el bolso, y aunque soy capaz de llevarlos en un estuchito de Hanna Montana o Rayo McQueen, simplemente no me parece apropiado sino quiero provocar que me cataloguen desde el primer día como la “vieja colgada” de la clase, doy fe que encontrar un estuche sin estridencias y de un tamaño ideal, no es tan fácil.

Ayer fue la presentación del curso, yo acudí pensando que entre tanta mente joven y entrenada mis pobres neuronas emperrilladas se iban a encontrar en inferioridad de condiciones.

Pero ¡Oh sorpresa! el vicedecano enfocó la charla señalando lo desagradable de los graffittis en mesas y paredes, lo poco apropiado del uso del lenguaje SMS para un trabajo o cualquier comunicación con el claustro, lo importante del lenguaje tanto hablado como escrito, lo conveniente de asistir a congresos y seminarios, que no hagan copipegos en los trabajos, que no usen el rincón del vago, que se abstengan de pinganillos en los exámenes…..…………….

Ojoplatica me quedé escuchando semejantes recomendaciones.

¡La Madre de Dios!, estos chicos, que llevan escolarizados toda la vida, que han pasado por un Bachiller y una Selectividad ¿No saben expresarse? ¿No saben que el material hay que respetarlo? ¿No saben que una biblioteca no es un punto de reunión, sino de consulta? ¿No saben que hay que respetar al resto de la humanidad, catedráticos y administrativos de la universidad inclusive? ¿Pero que mierda enseñan en secundaria? Me salí de la charleta antes de que acabara porque me estaba deprimiendo. Afuuuuuuuu prima.

Para compensar, estuve copiando el horario y los nombres de las asignaturas ya me pusieron los dientes largos hasta relamerme. Las del segundo semestre ya me dieron más reparo, pero eso es un problema que todavía no ha llegado y que enfrentaré a puerta gayola cuando toque.

El lunes comienzan las clases, estoy con los nervios de una primera cita.

Ya os iré contando.

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