Amoavé, por si no lo sabíais estamos en mitad del cambio climático.
Una ola de calor, nunca viene sola, se traen a sus colegas,
y se van sucediendo como una ristra de chorizos al infierno.
¿Qué coño hacéis corriendo en las horas centrales del día,
por el paseo marítimo (que no tiene una puta sombra) pegaitos a los coches con
sus emisiones tóxicas, con esa ropa técnica de tejidos infernales (polímeros varios) y cerca de los cuarenta grados o más.
Congestionados, abotargados, sudando como cerdos y con un
rictus en la cara que deja claro, clarísimo, que eso, pal cuerpo, bueno, no es,
para que nos vamos a engañar.
Que le duele la boca a las autoridades sanitarias lo de
decir de buscar sombra, de beber agua, de protegerse, vamos lo que viene siendo
usar el sentido común. Pos ná.
Que hay una gente por ahí que (supongo) que piensan que al mediodía
sentarse a la sombra con un abanico y un tinto de verano o una cerveza, o un agua o un aquarius oye que pá gustos colores,es una cosa de gordos
hedonistas desidiosos.
Allá que los veo corriendo, día sí, día también, y mientras
los miro desde mi coche con el aire acondicionado puesto (que es muy viejuno,
pero de eso tiene) se me amontonan las dudas.
¿No tienen otra hora del día para correr?
¿No se les ocurre otro tipo de ejercicio?
¿Tienen algo contra los deportes de agua?
¿Tienen algo contra los deportes de agua?
¿No se habrán dado cuenta de la caló que hace?
¿No se les ocurre otra forma de suicidarse más rápida y más
misericordiosa?
¿Cogerían un trabajo de asfaltar carreteras en verano?
¿Se les habrá derretido el cerebro con tanta carrera bajo el poderío de Lorenzo?
¿Tan mala es la vigorexia?
¿En serio?
Normalmente en un par de dudas más, cambia el semáforo, y
sigo conduciendo con la convicción de que hay gente pa tó.
La única respuesta que se me ocurre a todas estas dudas es
que son gilipollas.