Me ha pasado muchas veces, pensaba, que con el tiempo me iría pasando menos, pero no.
Vivimos en sociedad, formamos grupos, como los átomos de cualquier materia, nos rozamos, topamos, y chocamos.
Hay personas, que, en determinadas circunstancias, consideran oportuno meterte el dedo en el ojo. Hasta ahí, ¡bueno! No es que me parezca bien, pero si me parece normal.
Lo que ya no me parece tan normal es que no esperen respuesta. Suponen, que si ellos, por su conveniencia necesitan fastidiarte, tú debes aceptarlo con humildad y estoicismo.
Yo, que en líneas generales soy bastante determinista, en estos casos no me resigno. ¿Cómo se le puede pasar a alguien por la cabeza que si pisa un callo, el dueño del pie no grite?
Y lo peor es que encima te reprochan que grites, te untan de retorica conciliadora explicando lo inoportuno de tu queja, como si el perjuicio que te han producido no hubiese sido también desagradable e igualmente inoportuno.
¿Qué clase de persona piensa que puede hacer daño impunemente, que no va a recibir una reacción de la persona dañada? Y además se desgarran las vestiduras, escandalizados por las consecuencias de tu reacción.
Se piensan que el resto del personal somos dummies impasibles a la espera de sus actuaciones. ¡Pos van listos!
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