EXPECTATIVAS Y CONSPIRACIONES CULTURALES


Hace unas décadas, a las mujeres se les educaba para que sobrepusieran su labor como ama de casa, cuidadoras, madres…. y todo lo que culturalmente les era asignado como propio de su sexo y condición, por encima de su salud, de su tiempo o de sus deseos. O simplemente se les hacía creer que eso era realmente su deseo más preciado.

En la actualidad, muchas mujeres se han librado de semejante lápida, dejando el orden, la limpieza y los cuidados domésticos bastante más atrás en el ranking de sus prioridades, a pesar de los blogs de cocina, de los de trucos de limpieza y de la parafernalia bizantino-comercial que hay montada alrededor de las madres primerizas que parecen que en vez de un hijo tienen un experimento de laboratorio.

Pero, (siempre hay un pero) todo esto ha sido sustituido por una preocupación sexualizada-medicalizada hasta lo ridículo por la apariencia física.

Ya he comentado por algún otro sitio las presiones que recibimos, todxs, pero más especialmente las mujeres, sobre nuestro físico, que en la mayoría de las ocasiones no se trata realmente de salud, sino de aparecer sexualmente deseable, que una cosa es mantenerse más o menos en forma y otra tener las axilas como un arcángel.

Para mantener esto hay toda una industria, estético-cosmético-médica que se mantiene a fuerza de inseguridad y miedo por dejar de ser atractiva para el sexo opuesto, y es un gran negocio, para que nos vamos a engañar.

Antes, una mujer que le importara una mierda como se encontraban la casa las visitas o que mandara a sus cachorros al colegio con algún lamparón en la camiseta o algún siete en el pantalón era socialmente reprobada y se le “cortaba un traje” rápidamente en todos los corrillos, había que ser muy fuerte para pasar de semejante presión social.

Actualmente, si no te interesa el otro sexo, si no tienes ningún interés en encamarte con nadie, eres el bicho raro, sobre todo para las lectoras de “Cosmopolitan” o para las de esos “¿libros?” que preconizan que lo mejor que le puede pasar a una chiquilla es que se la folle un cuarentón controlador y sádico.

La publicidad, los best-sellers, las series, las canciones…….todo, todito, todo, llevándote a la estúpida isla de los juegos de Pinocho, para convertirte en burra, solo que esta vez es para convertirte en un coño disponible y complaciente sin barreras de edad oiga, que para eso ya hay toda una gama comerciamente dispuesta para cuarentonas y cincuentonas.

Igual que hay gente a la que no le importa el esfuerzo de mantener una casa limpia y en orden, hacer una buena comida, tener un rimero de chiquillos bien educados y limpitos y son realmente felices con eso. También hay gente que disfruta del buen sexo a cualquier edad. Me parece perfecto. Pero ¿Hasta dónde es impuesto y hasta donde voluntario?

No es obligatorio. Hay muuuuuchas más cosas, fuera,  en el mundo y dentro de las personas.


En algún momento deberíamos de dejar de cumplir con las expectativas impuestas.

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