Mi amiga Paqui Bazalo (y no es
peloteo) sabe de qué se habla, cuando habla de deporte. Y no porque lo haya
practicado casi toda su vida, que también. Ella ha escogido, o le ha tocado una
parte muy difícil, que es, en un país como este nuestro, trabajar por un
deporte casi desconocido, como el paralímpico
y amar un imposible como la esgrima.
Paqui tiene un oro olímpico, para
eso hay que saber de constancia, de sacrificio, de juego limpio, de destreza…..para
eso hay que tener un equipaje mental muy especial.
Paqui, se merece otra medalla, o varias, por
llevar años batiéndose sin espada, con uñas y dientes por la presencia del
deporte adaptado, por su reconocimiento
y su supervivencia, en todos los foros donde ha podido participar, que no son
pocos.
Su trabajo en la Fundación Andalucía
Olímpica no es fácil, negociar con las instituciones, cuidar de sus
deportistas, apagar incendios, matar
dragones (a espadazos, claro), regar jardines precarios, abrir caminos,
construir puentes…y todo sin perder la compostura ni la raya del pantalón, que
para eso Paqui es una señora.
Paqui es de las que no se rinde,
debajo de ese cuerpo menudo y de esa sonrisa pícara hay un núcleo de acero,
ella es así, honesta, luchadora y coherente.
Por eso, creo que es la persona
ideal para gestionar el deporte en Málaga, ella lo conoce mejor que nadie,
desde la perspectiva del deportista, de los pequeños clubs y asociaciones,
desde la Administración; ella sabe que se cuece a pie de obra y que se pacta y
se negocia en los Congresos.
Paqui es todo un fichaje estrella,
y una pieza fundamental en cualquier equipo, desperdiciar tanto talento debería
estar contemplado en el Código Penal.
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