Parece ser que nos cambian, otra vez, el derecho al aborto, y lo peor de todo, no es que asuman un sistema de plazos, de circunstancias, o de lo que sea.
La cuestión es que decide (en su mayoría) gente que no se va a quedar nunca embarazada (hombres) o que si lo hacen van a poder disfrutar de todos los parabienes que puede ofertar una situación desahogada (niñas bien con tatas a escoger o abortos soterrados con todas las garantías).
Conste, que para mi, la maternidad no ha sido solo una bendición, ha sido un autentico milagro, y la he disfrutado (y padecido) todo lo que he podido.
Parece ser, que si te toca útero en el reparto de género, no te toca poder decidir que hacer con él, aquí no existe el libre albedrío
El misterio de la concepción, la generación de vida, la perpetuación de la especie esta demasiado mitificada, y la verdad es que la cosa no da para tanto.
Distinto sería que fuéramos un especie en extinción, como en la peli de “Hijos de los hombres”(y como se teme nuestro querido Ministro de Interior), pero no es el caso.
Sangre de mi sangre, hijo de mis entrañas……….si, vale, muy pasional, pero poco lógico y bastante rallante para quien no tenia tantas pretensiones.
Da igual que el embarazo sea producto de una noche loca, o de una relación más o menos estable, si es una chiquilla preñada por expectativas erróneas o una señora que va por el quinto, o por el tercero, el problema no es ese.
Si en algo estamos de acuerdo, casi todos, es que un hijo es una cosa muy seria, y además no existe madre fija discontinua, ni darse por vencida, ni trabajo temporal, ni periodo de prueba, ni ná de ná.
La preñez, como la soledad, es algo estupendo, cuando es una opción voluntaria, y una autentica lápida, cuando aparece sin llamarla.
Pero el problema de fondo es otro, el gameto, embrión, feto, o lo que sea que van poniendo en las fotos de las pancartas pro-vida, inspira mucha ternura, pero, el problema son los dieciocho o veintitantos años que hay que dedicarle a la tarea de poner a otra persona en disposición de ser autónoma, integra, coherente y feliz.
No estamos hablando de ninguna milonga, es todo lo que te queda de vida.
Si la persona que ha de gestarlo y criarlo, no puede, no debe, no se encuentra preparada, o simplemente, NO QUIERE, asumir esa responsabilidad. Pues que no lo tenga, y además que no lo tenga sin jugarse el tipo.
Si la persona que ha de gestarlo y criarlo, no puede, no debe, no se encuentra preparada, o simplemente, NO QUIERE, asumir esa responsabilidad. Pues que no lo tenga, y además que no lo tenga sin jugarse el tipo.
Hay quienes esgrimen el estandarte de la maternidad como si fuera una coartada biológica inapelable. Pos como que no, que hay mucha barrigas que para sus portadoras solo son un lastre.
La biología no legitima nada, las moscas ponen millones de huevos, las tortugas cientos, y eso no les das más aura de “madres”.
Una vez que estas en ese “estado” (nunca mejor dicho) como dicen las abuelas, o pares, o revientas por una costura.
Tanta sublimación no es más que una milonga moral y cultural que asfixia a las mujeres que no les da la gana de asumirla.
Cuando esos embriones- gametos-fetos, nacen y se convierten en niños, necesitan amor, paciencia, alegría, tiempo……..cosas que no les va a dar una maternidad impuesta, y eso los convertirán en niños abandonados, maltratados, abusados, desgraciados y resentidos.
Claro, que es mucho más guays, montar rastrillos en navidad para ayudar a esas pobres criaturas desamparadas, y un par de días después desentenderse, que mantener una postura lógica.
Donde se ponga un buen cardado, y un delantal de lunares (mira que campechana soy si me lo propongo, y que altruista y que mona que he cedido mi Sorolla) que se quite asumir lo que puede ser la maternidad a las personas esas, de los otros mundos raros, donde todo es mas difícil, mas amargo, mas incierto.
Eso sin tocar la cuestión de las discapacidades, según mi experiencia, hasta donde he podido ver, es un trabajo en solitario, no sabemos porque arte de birlibirloque, los papis desaparecen (en general, no todos) y dejan a un sufrido ejército de “madres coraje” echándole unos güevos que hacen en Clint Eastwood en sus papeles mas heavys parezca una teresiana.
Tener hijos es algo muy serio, un acto de fe, una apuesta de futuro.
Para la castidad, parece ser, según todos los indicios, no estamos programados.
Un hijo es una labor de años, de amor, de voluntad, una dedicación de por vida.
Una persona querida y arropada es un valor.
Un puñado de células solo es un puñado de células y una cuestión moral solo es metafísica para debates de sobremesa.
Eso sin entrar, en la cuestión de fondo que es cuando un embrión es persona, cuando tiene “alma”, según la vieja tradición judeocristiana.
Cuando los políticos perdieron la suya ¿Nos dieron el derecho a abortarlos?
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