Recibí el jueves 05 de mayo de 2011, firma el interesado, y se da por notificado por los siglos de los siglos.
Tomé la carta y se me fue deshaciendo entre los dedos. Se deshicieron los días de sol, la luz del mar, las horas discutiendo estrategias, las visitas a los despachos, los pequeños triunfos, las grandes sonrisas, los abrazos, las gracias, los esfuerzos, las recompensas, las velas en el horizonte, las apuestas personales, los juegos en la orilla, el verdín de las rocas y la espuma helada en los pies…….. Todo se convirtió en ceniza esparcida por el levante.
Quedaron los retrasos en las ayudas, la inoperante frialdad administrativa, los obstáculos institucionales, la estrechez de miras, la mezquindad, los innecesarios ataques, las envidias, la maledicencia….y los señalamientos de bienes (para los neófitos en esto de las crisis, es lo que antecede al embargo y subasta de tus cosas).
Abrí las manos y comencé a andar por la orilla, aún me quedaba ceniza en las arrugas de los nudillos, y para siempre, un regusto de cenizas en la boca.
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