Llevo lustros, explicándoles a mis niños, que la diferencia entre una persona culta y otra que no lo es, se denota, básicamente en el uso del lenguaje.
Ahora, a fuerza de repetirlo, acabo de pillarme los dedos (y la lengua) con la tapa del piano del idioma. Ya he comentado en alguna otra entrada que ¡por fin! dispongo de algo más de tiempo para dedicarlo a esas cosas que, hasta ahora, he tenido que ir posponiendo.
Como no me veo preparada para emprender la conquista de ningún ocho mil, soy torpe para el macramé y no voy a caer en la trampa de intentar una vida social que ya me aburría con veinte, me he decidido por la universidad. Siempre ha sido mi espinita clavada, mi eterno tema pendiente.
En su momento, teniendo en cuenta la situación económica de mi familia y lo poco favorable del sistema de becas de la época, no era una opción posible, tampoco el catalogo de disciplinas era para nada atractivo.
Así que, colgando el delantal y remangándome, he cursado la solicitud de acceso para mayores. Hasta aquí bien, relleno mis formulario, pago las tasas…….pensando todo el tiempo que tendría que someterme a un examen de cultura general o un psicotécnico que calibrara si estoy capacitada o no para iniciar unos estudio universitarios. Peeeeeeeeero no, amablemente me facilitan un par de folios con las pruebas pertinentes, a saber:
- Comentario de texto o desarrollo de un tema general de actualidad
- Lengua castellana
Según reza en dicha convocatoria se trata de establecer “la madurez e idoneidad de los candidatos para seguir los estudios universitarios, así como su capacidad de razonamiento y expresión escrita……comprender discursos orales y escritos de los diferentes contextos de la vida social y cultural. Expresarse mediante discursos coherentes, correctos y adecuados a las diversas situaciones comunicativas y a las diferentes finalidades comunicativas”.
Hasta ahí, normal, es importante que valoren si te enteras de lo que lees o de lo que te explican, la madurez se nos supone, ya que si no, estaríamos en el turno normal con la milonga de la selectividad.
Sin embargo, para calibrar estas capacidades, hay que repasar, léxico, estructuras y formación de las palabras, morfología gramatical, oraciones coordinadas, subordinadas y yuxtapuestas.. y todo aquello de los análisis morfológicos y sintácticos de cuando la EGB…..!DIOS! Siendo generosa, desde la última vez que hice un ejercicio de ese tipo han pasado más o menos treinta años.
Además, ya en ese tiempo la palabra pluscuamperfecto me levantaba un escalofrío por la espalda, y dando un repaso por Google, aquello del y, e, ni, que, o, u, ya, bien, ora, se han entretenido en clasificarlo de otra manera, verbos, adverbios, conjunciones…………… Estoy harta de leerlas, de usarlas, pero no me acuerdo como se clasifican.
Que si, que vale, que tendría que estar estudiando en vez de hacer entradas del blog. Pero es que me ha dado tanto miedito.
Me van a suspender. Aaaaarrrrg, estoy casi segura, con el agravante de que cuando leo muchos comentarios en foros, por parte de personas que han sido o son universitarias, me crujen los cristalinos de ver cómo le van dando patadas al diccionario.
El examen es el 8 de abril, así que durante este periodo escribiré menos entradas, estaré muy ocupada haciendo un ejercicio de involución para refrescar o aprender cosas nuevas sobre el lenguaje. Ya tengo un par de libros de la ESO y toda la información de la red, pero ¿No sería mejor proponer un tema y ver como cada uno lo argumenta y lo defiende?
Solo me queda un pequeño consuelo ¡Huelen tan bien los cuadernos nuevos!
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