Sé que hay muchos blogs, muchos libros, muchas columnas editoriales. Muchos literatos, polemistas, profesionales de la opinión. No es mi caso.
Esta salita del ciberespacio, con mesa camilla, tetera, velitas y aire acondicionado, está abierta, pero nunca me he hecho ilusiones acerca de lo exótico de los parroquianos. Hablo para mis amigos, para mis compañeros de derrota de toda la vida, y para algún que otro fichaje virtual con el que acabare acodándome en cualquier barra y echándome unas risas y unas birras. (barra,risa,birra, me gusta)
No aspiro a sentar cátedra, ni a crear opinión.
De hecho, aspirar a que me lean fuera de mi círculo más personal me parece mucho aspirar.
Cada entrada, cada foto, cada frase no son más que pedacitos de piel, de mi piel, bueno no las fotos, o por lo menos no todas ellas. Muchas son joyas prestadas, gente más lista que ha captado las imágenes que rondaban por mi cabeza, y que además han sido lo bastante generosos para colgarlas en la red. Nunca se lo agradeceré bastante a esos artistas de los que no sé ni el nombre.
Cuando nace un niño, la mama primeriza siempre se alarma. - ¡Doctor que el niño tiene escamas!. - ¡ No se preocupe señora, solo esta mudando la piel!.
La dulce y suave piel que nos protegía en un saco de agua, ya no nos sirve en el mundo del aire. Y la mudamos.
Y a partir de ahí, toda la vida dejándonos la piel.
En las ideas.
En cada amor.
En cada día.
En cada folio.
En todas las páginas.
En cada lucha.
En cada empresa fallida.
En esos sueños aplastados o cumplidos.
En cada esperanza.
En cada frustración.
En cada kilometro.
En cada milla náutica, va su jirón de pellejo.
En los títulos académicos.
En los éxitos profesionales.
En la oscuridad de la vida personal.
En los momentos radiantes de luz.
En cada cambio de trabajo.
En cada pérdida. Las perdidas nos dejan en carne viva, sin abrigo, sin refugio, sin piel.
Masa sanguinolenta que respira y que se aferra terca a seguir viviendo.
Y volvemos a vivir, a regenerarnos.
Por eso tengo un blog, no para escribir, sino para tener una cajita donde poder ordenar cada pedacito de pellejo.
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