Amanece un maravilloso domingo de vacaciones, 7:30 de la mañana, fresquito de primera hora y duchita para bajar a la playa a pasear a mis perros.
Chof, chof ¿Quién ha metido una aspirina efervescente en el bote sifónico? Dioooooooos, otro día de "esos".
Oooooooohmmmmmm, bajo la escalera, cojo el cubo, subo la escalera, seco el agua, me ducho en el cuarto de baño de los niños. Vale.
Bajo la escalera, me como dos pastillas de chocolate, bajo la otra escalera y me voy a la playa a pasear.
Mientras disfruto de las primeras horas del día, voy pensando en los posibles sitios lógicos susceptibles de tener una fuga de agua.
Media horita de paseo, vuelta a casa, subo la escalera y voy y vengo varias veces intentando acordarme donde se corta la entrada general de agua de la casa. Creo que los cuartos de baño se pueden cortar por separado. Subo la escalera, trepo al filo de la bañera y cierro dos llaves que hay por ahí arriba. No se corta el agua. Bajo la escalera.
Hay una entrada general en algún sitio, esto no, por aquí se corta la luz y las líneas de teléfono.
Un par de vueltas mas, ¡Ya me acuerdo! Vale cierro cuatro llaves que no había tocado nadie en años. Subo la escalera.
Avería localizada, ¡Bien! ¡Vale! Estooooooo ¿Hay latiguillos en el garaje? Bajo las dos escaleras, revuelvo el garaje, no encuentro los latiguillos.
Subo a coger el bolso, bajo a por el coche, me voy al chino de guardia, no tiene latiguillos. No importa, voy a otro chino que tiene más tonterías en la zona brico. Dos hermosos y plateados latiguillos mirándome pasmados desde su blíster. Conseguido el trofeo que me solucionará el día, vuelvo a casa y subo de nuevo las dos escaleras.
Necesito un alicate mediano, menos mal que tengo un par de herramientas escondidas de la desordenada rapacidad de mis muchachos. Bajo las escaleras, quito el latiguillo averiado y compruebo que tengo que quitar los dos por que la otra punta se inserta en el grifo, en ese sitio inaccesible donde no llegas salvo con un alarde de contorsionismo digno del circo del sol.
Segundo latiguillo, AAAAAAAAARRRRRRRRRGGGGGGGGG caño de agua inundando de nuevo todo el cuarto de baño ¿Qué llave no he cerrado mieeeeeeerdaaaaaaaaaa? Salto como un felino anfibio a las llaves de lo alto de la bañera. Aprieto con todas mis ganas y paro el inoportuno manantial pensando en que debería presentarme a Miss Camiseta Mojada Sénior 2010.
Otro ratito de fregona y volvemos a la fontanería dándole gracias a Dios porque mi madre me apuntara en un cursillo de natación de pequeña y porque es verano.
¿Quién ha sido el sádico hijo de puta que ha diseñado el sistema de fijación de los monomandos? Necesito una llave de tubo ¿La 10/11 de los güevos? Seguro. Bajo la escalera, y la otra escalera, rebusco de nuevo ¡Tachaaaaaaaan! Hela aquí, la 10/11, subo las dos escaleras. Me vuelvo a acostar en el suelo, buscando la posturita para acceder al tornillo del mierda grifo.
Pos no bonita, la cagaste, hala vuélvete a bajar y busca la 12/13, vale, vale, aquí esta, vuelta a subir. Saco el grifo sentada en el suelo húmedo y rodeada de herramientas, y los latiguillos están insertados en el cuerpo del grifo de una forma que no entiendo, no van a rosca, no hay tuerca, no salen tirando???????????.
Lo dejo todo esparcido por el baño, bajo las escaleras, me siento al ordenador y me pongo a escribir con la ropa mojada con un pensamiento compasivo hacia esa legión de personas, que se compran mallas de colorines y pagan una cuota mensual para hacer step.
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