EVOLUCION

No se acuerda como, pero una noche aterrizo en un sitio, estaba en semipenumbra, había música, y otros animales.

Cada vez que volvía a ir, notaba un cosquilleo y se daba cuenta de que se estaba convirtiendo en otra cosa. Al poco tiempo, se percato de su nuevo estado, era una gata salvaje.

Pedía copas mientras estiraba su cuerpo por la barra, con los ojos semicerrados. Algunas veces saltaba, ágilmente a las estanterías de botellas y deambulaba, sinuosa,estudiaba la fauna de abajo.

Le divertía zamparse a los marrajos, pero pronto se hartó de su sabor a cieno e incluso alguno le produjo una ligera indigestión. Hacía pequeñas incursiones en las manadas de lobas. Los buitres, deslumbrados por los reflejos casi azules de su negro pelaje, le hacían señales, desplegando provocativamente sus alas en un desesperado intento de parecer águilas.

Ella los observaba lánguidamente mientras movía su brillante rabo al compas de la música, intentando averiguar cuál era realmente su naturaleza. En este intento, incluso llego a compartir nido con uno, durante un tiempo. Pero pronto se harto de comer carroña y volvió a su madriguera con alguna cicatriz de más.

Intentando anularla, las lobas la invitaron a formar parte de su manada, con la ilusión de absorber su personalidad, y neutralizarla a los ojos de los machos. Vano intento, al principio le pareció divertido pertenecer a algo, pero allí también recibió zarpazos y alguna dentellada, los devolvió, y se fué.

Un día se despertó con una sensación de hastío aplastante, y decidió que ya estaba harta.

Volvió a evolucionar, gradualmente, se empezó a volver casi transparente, se lanzó al agua. Allí bailaba, cimbreando su campanuda falda irisada, daba pequeños golpes de timón con sus largas patas.

Aprendió los cantos de las ballenas y las charlas de los delfines, mientras disfrutaba de las aguas templadas, esquivaba las rutas de las tortugas.

Encontró la paz en las aguas del calentamiento global, nadie la dañaba, ni se atrevían a rozarla. Es lo bueno de ser urticante.