Inmensa Bette Davis, supo construir un personaje de los que no se olvidan.
La contradictoria Baby Jane, tan terrorífica e indefensa. Anciana decrépita y patética intentando revivir una edad de oro pasada y olvidada.
Mujer a la que le robaron la infancia, de juventud prematura y equívoca, y que llegó a la primera senectud después de negarse a madurar.
Recomiendo esta película a todo el mundo, sobre todo como un ejercicio de sociología.
Si extrapolamos este personaje a la actualidad, podemos percibir que estamos rodeados de Baby Janes de la vida.
Personas que intentan estirar hasta lo imposible los años de lozanía e inocencia. Y no me refiero solo al género femenino, que también hay por ahí muchos Peter Panes sueltos.
Gracias a los avances médicos y cosméticos no exhiben una imagen tan grotesca y tan desvalida. Incluso presumen del brillo de una pátina de eterna juventud, como sinónimo de sofisticación y glamour.
El problema, es que la ciencia no ha avanzado tanto como para quitarnos los años de dentro.
Los del cuerpo, que inexorablemente se rinde al desgaste de los materiales. Los del alma, que va acusando cada golpe, cada decepción y cada paraíso perdido, convirtiéndonos en personas cada día menos espontáneas, mas descreídas, más escépticas……más mayores.
A pesar de eso, con la misma voluntad enfermiza que empujó a Ponce de León, se someten a cualquier tratamiento, incluido que te pongan la grasa del culo a rellenar cualquier otro sitio. Se inyectan toxinas en los músculos del rostro, convirtiéndose en mascaras rígidas e inexpresivas. Aparecen en alguna foto colectiva, que he visto por ahí, de esas de los rastrillos benéficos a los que acuden entre restauración y restauración, como un grupo de cheerleaders del Jocker. Es penoso y escalofriante.
Mujeres de una edad venerable, que en lugar de disfrutar de la belleza apacible del tiempo, remedan los patrones ansiosos e inconscientes de la adolescencia.
Inasequibles al desaliento y sordas a la lógica, salen en revistas y televisiones y se convierten en la máxima aspiración para legiones de admiradores.
Bellas, sofisticadas, eternas….y enfermas, tan enfermas como Baby Jane.
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