Puedes tener a toda la Santa Inquisición presionando y no conformarte, es un ejercicio sano, y se ha repetido a lo largo de la historia. No conformarse con lo establecido, no dar por sentado todo lo que te cuenten, , protestar contra lo que crees que está mal. Son las actitudes que mueven el mundo.
Decía Einstein que:” La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”Son los camarones que se duermen, y consienten aposta que los lleve la corriente.
Por eso es muy importante ejercer el derecho a protestar, a no callarse, rebelarse, a obstinarse en lo que uno cree justo y luchar por ello y no dejar que los que deciden, acaben dormitando en su aromatizada poltrona de laureles.
Es importante decirlo en voz alta, por escrito. “Oye, esto está mal, y muchos nos hemos dado cuenta, no nos gusta, no vamos a dejar de protestar hasta que esto se haga bien, no pongas esa beatifica carita ni intentes adormilarnos con chorros de verborrea conformista”.
Entre todos, formamos un mosaico muy variado de caracteres, hay quien le gusta la acción directa, hay quien prefiere protestar por otros canales mas administrativos, hay quien emplea el arte, las redes sociales, las huelgas de hambre………….. Protestar es un ejercicio muy variado y se puede realizar de muchas formas y desde muchos sitios. De hecho tenemos insignes protestones apostados incluso en la Real Academia de la Lengua.
Conformarse y callarse es una opción decididamente suicida.
A pesar de eso, hay una corriente muy generalizada, que supone que ejercer el derecho al pataleo es cosa de jovencitos con rastas y coloridos zaragüelles. Y claro, a según qué edades o en según qué status es más apropiado sonreír y consentir, cuando te están dando una patada en los güevos.
Aunque te tachen de orate, no te calles, es cansado y descorazonador y la mayoría de las veces acabas lleno de barro en las trincheras de la Ley de Procedimiento, y cuando en esas batallas se agoten los caminos, busca otros.
Si por esas vueltas que da la vida, acabas vestido de etiqueta en un palco, en un ambiente en el que es de mal tono protestar, sigue señalando lo que no está bien y no te preocupes, desde pequeños, tenemos un precedente.
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