HITOS PARA UNA FELIZ VICTORIA


Para los peregrinos no existen las siestas, ni el “no puedo”, “no llego”. No hay tregua ni cuartel. El único descanso, el único alivio posible es ver las nubes bailando sobre las viejas agujas musgosas de Compostela, con el calor de la piedra bajo la espalda dolorida.

Sentir que estas en el centro del mundo.

Soñar en el Obradoiro.

¿Motivaciones? ………….Simplemente te cuelgas la mochila y empiezas a caminar……… ¿Por qué? ¿Para qué? Da igual, delante solo tienes camino. La feria de los cambistas, la hoguera de las vanidades, el mercantilismo turístico, no le importan a tus pies. Solo hay Camino.
Anhelas un látigo, para expulsar a los omnipresentes chamarileros. Pero no hay látigo. Deseas una ley para anatemizar a los usureros. Pero no hay ley. Deseas lo mejor para la gente que te sonríe y te ayuda……deseas, deseas… deseas llegar a las torres de Compostela.

Ni siquiera crees que allí este la tumba del apóstol, pero eso no es importante, eso es folclore, creencia, animismo. Montaje secular, que en nada tiene que ver con tu camino.

Porque solo es eso, tu camino. Mientras, avanzas esforzada y silente hacia un campo de estrellas.

Yo, me he encontrado;
Mantas asfixiantes y decimonónicas en el orient exprés. Un laberinto para ratonas dormidas. Una misa católica en nipón. Los jóvenes Ícaros volando sobre las piedras. El cansancio. El calor. Los bosques. Las vacas. Los robles. Las huellas sobre la tierra milenaria de los que me preceden. Los endrinos. Las hortensias. Los omnipresentes monasterios (como mi sombrero de paja). Las insignificantes capillas. La soberbia de un gallo. El silencio. El agrounicornio. Una Verónica travestida. Una Magdalena extraviada. Una fuente salvadora.


Un albergue. El albergue. Probabilidades inciertas. El Caribe entre grelos. Una abuela somnolienta en un jardín morado de franela. Las bóvedas de las fortalezas. Una flauta barroca. Un lamento medieval. El pétreo monstruo devorador. Una infancia acelerada. Cirios ateos iluminando pequeñas ermitas de piedra. Los grandes árboles. Las minúsculas ventanas... Incertidumbres. Certezas. ..Incertidumbres, incertidumbres. Fe en la piedra. Artesonados y blasfemias en la casa de los francos. Prost. Los Santos doloridos y desoladores. Conversaciones con desconocidos. Dolor punzante en las articulaciones. Estupor del cansancio. Niebla convertida en lluvia, lluvia convertida en música.
El cuerpo cansado, la razón dormida. El olfato alerta, el tacto feliz. ¡Filla, así, tu no llegas a Santiago!. A Santa Compaña. La fragancia de la tierra. Los ríos solemnes, los arroyos juguetones. Estoicismo en las esperas.
Las casas de los vivos. Las casas de los muertos. La verde inmensidad, hacia arriba, hacia el horizonte. !Señor Fendetestas deme mi duro! La incesante búsqueda de las pequeñas cosas extraviadas. Los inmensos bosques de navidad.  Un talismán de piedra, Una llamada extenuante. La hospitalidad no retribuida. Las muñeiras polifónicas. Las queimadas transatlánticas. La ducha reconfortante. La cama acogedora. Las risas compartidas. Los momentos de soledad deseada y asumida. El perlado y brillante tejido de las industriosas arañas. Las joyas mágicas en los pinos. La niebla en los valles. El sol triunfante. El calor en la piedra. La vida en la roca. Las nubes entre las agujas de la catedral. La victoria contra todo pronóstico, la esperanza. ……La victoria.



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