MANIFIESTO


¿Pero qué coño estamos haciendo? Viernes noche, sábado noche, martes tarde, da igual.

Empamplinados, aburridos, expectantes, pasmados ante la luminosa pantalla de la maquinita.

ESPABILANNNNNNNNDOOOOOOOO.

Que la vida está ahí fuera, y no es infinita, minuto mirando los pixeles, minuto que se ha ido, muerto, y no virtualmente. Muerto, inapelablemente, con la sustancia de lo irrecuperable.

Con los amigos, hay que tomarse cervezas.

Las noticias, hay que leerlas en los periódicos, si, esos de papel que acumulan bacterias, a ser posible los domingos, con los churros y un bolígrafo para los crucigramas.

La verdad, es patrimonio de cada uno.

Y la cosa esta, solo es una herramienta, solo eso.

¿Quién está en el chat? ¡Qué más da!

Si quieres hablar con alguien, que te vea gesticular, que te oiga reír, que pueda captar la ironía y el sarcasmo.

Por lo que a mí respecta. Me bajo del burro, me gustan las coronitas heladas, los cafés achicharrando y tocar a la gente con la que discuto.

Así que a partir de ahora voy a dotar a este artefacto con la dignidad que nunca debió perder, la de una maravillosa y mágica herramienta.

Para todo lo demás, estoy en casa. Pegadme un toque.

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