CONDUCIENDO, CAVILANDO


Temprano, hacia su pequeño bar, iba Pablo oyendo las noticias cuando la luz del amanecer todavía no había hecho acto de presencia, cada vez trabajaba más horas para recaudar menos dinero.

La radio informaba sobre el estado de las carreteras, aunque desde que la crisis se instaló como forma de vida, las caravanas eran mucho más fluidas, menos gente iba a trabajar y de los que quedaban, en transporte público todo el que podía.

Las noticias hablaban de una maravillosa propuesta para cambiar las ruedas del coche. Pablo lanzo una sonrisa torcida, pensando en que a él también le gustaría cambiarlas pero tendrían que hablar con Iberdrola para que le perdonara tres o cuatro recibos, si no, no veía la manera de hacerlo, sería lo justo, el gobierno quiere que cambie las ruedas, para hacerlo tendría de dejar de pagar algo, el bar solo se mantiene, no da beneficios, Iberdrola si tiene beneficios….estas asociaciones se le ocurrían siempre al volante.

Era como lo de Mario y la ampliación de la Comunidad Europea. La comunidad se amplia, muchos turistas alemanes y noruegos empiezan a viajar y a hacer sus vacaciones en países del este. Su Mariló (que buena era, que suerte tenia) que limpiaba en un bloque de esos de apartamentos de alquiler, se queda en paro, ya no es necesario mandar a los niños a la piscina al campamento de Semana Santa, ni los suyos ni los de otras pocas familias con la mami en casa. Hay menos niños, necesitan menos monitores, su vecinito Mario que se había sacado el titulo de monitor no trabaja. Ahora se tiraría todas las vacaciones en el rellano con los amigos poniéndolo todo perdido de cascaras de pipas. ¡Qué tonterías se le ocurrían!

¿Y lo de apagar las luces? Si no es peligroso, es porque teníamos luz de sobra ¿Por qué llevamos años con más luz de la necesaria? ¿Quién ha permitido ese derroche? ¿O es mentira y nos la vamos a pegar?. Eso también le preocupaba, con las gafas progresivas (¡Que pastón por Dios!) tampoco veía muy bien a primeras horas de la mañana ni a últimas de la tarde, que es justo cuando conducía ¿Se estrellaría porque un político tenía que anotarse puntos para las elecciones o la reducción le haría ver mejor?.

Y toda esa gente a la que habían prejubilado en sitios que no habían trabajado ¿Cómo era posible enseñar a sus hijos a que ser honestos no es ser gilipollas? Estaba un poco harto del “todo vale” y de “esto es la guerra”, cuando no eran unos eran los otros. Menos cuando se ponían de acuerdo para hacer llamamientos a la austeridad. ¡Hay que joderse!

“Las familias españolas tienen que ahorrar”. Ahí ya le dio la risa floja, está claro que esta gente vive en otro planeta, ¿De dónde? Hacía ya tiempo que no existía nada superfluo en sus vidas, la mini pensión de la abuela (que dormía en el cuarto de la niña), la ayuda que le daban a su Mariló y lo poquísimo que dejaba el bar después de pagar gastos e impuestos, solo llegaban para: luz, comunidad, teléfono, hipoteca, comida…..y la gasolina para ir a trabajar. Gasolina que no bajaba, aunque la radio acababa de decir que la proporción de los países que andaban liados solo era un tres por ciento y que los beneficios de Repsol se habían triplicado, a pesar de eso, él casi no podía tener suficiente en el tanque para completar el mes, aunque condujera por debajo del límite marcado por esas flamantes, caras y estúpidas pegatinas.

Ya casi había llegado, aparcó, apagó la radio y decidió que a partir de mañana solo escucharía música en el coche.

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