CLARO QUE TE ACUERDAS DE MÍ

He debido cambiar mucho: ya no uso braguero por las hernias, ni aparato ortodóncico, ni pantalones cortos, ni adornos. Por teléfono ya no tengo voz de niña. Ni voy tirando piedras a las moreras, buscando hojas para los gusanos de seda que se arrastran unos sobre otros en una caja de zapatos. Mi plato favorito ya no son las torrijas. Y hace siglos, imagínate, que ya no me despellejo las rodillas.

He debido cambiar mucho: me salieron granos y pelillos, empecé a afeitarme, hice la mili, dejé de vivir con mis padres, me marché del barrio, conseguí un empleo. Nunca más volví a Amadora. A lo mejor el café de los billares cerró, hay un video-club en lugar de la mercería, cortaron los plátanos de la avenida, pasando tu casa, y quitaste aquellos cisnes de escayola de las columnas del portal. Siempre creí, no me preguntes porqué, que acabarías por quitar los cisnes de escayola, con sus alas abiertas y el pico pintado de rojo, de las columnas del portal. Tal vez porque a mí me gustan los cisnes. Tal vez porque tú me encontrabas feo y yo no te gustaba. Nunca respondiste a mis cartas. Nunca sonreíste a mi sonrisa. Nunca me agradeciste la preciosa rana que te envié con mi hermano más pequeño. Cuando le pregunté


- ¿Le diste la rana?
mi hermano me contó que apenas le quitó el paño que la cubría y te enseñó el animalito, te echaste a correr gritando

- Quita esa porquería de ahí
pero tengo la seguridad (¿a quién no le gustan las ranas, verdad?) que te encantó, que jugaste con ella y la colocaste en el estanque del patio. Apuesto a que aún anda por allí, en cuclillas sobre una piedra, mirando la ropa tendida en el patio de la cocina, la ropa de tu madrastra, tu ropa, la ropa del señor Bernardino, que acudió al anuncio pegado en el tablón de la tienda y os alquiló una habitación. Mi hermano, calcula a dónde pueden llegar las malas lenguas, jura que te casaste con ese, que se os ve tomando café, cogidos del brazo, los domingos en la mañana, en la pastelería Preciosa, que tenéis un hijo rubio, que te pusiste a trabajar en la secretaría del Ministerio de Economía. Claro que es mentira, que no me lo creí, que me reí. Que yo sepa, nadie puede tener hijos a los doce años, ¿verdad? Además, ¿qué demonio de gracia puede encontrar el señor Bernardino en una chiquilla?
He debido cambiar mucho. Pero estoy seguro que me vas a reconocer cuando el domingo coja el tren de Amadora. Por más que construyan, el edificio y el cantero de dalias tienen que estar aún allí, con cisnes o sin cisnes, enseguida de pasar los plátanos. Me acerco a las rejas, tiro de la campanilla que suelta un gritito roto en el soportal, una delicada manita apartará las cortinas, y como ya no uso alambre en los dientes puedo decir


- Hola, Olga
puedo llamarte, puedo limpiarme los pies en el felpudo, puedo entrar, puedo sentarme a tu lado, con un paquete de bizcochos colgando del dedo meñique, en el sofá delante de la tele. Porque eso es lo único que quiero: sentarme a tu lado en el sofá y ver la telenovela.
Cuando le explico esto a mi hermano más pequeño se pone a bromear sin motivo alguno: que creciste, que te casaste, que tienes un hijo, que trabajas en el Ministerio de Economía, que no te acuerdas de mí, que estoy chalado. ¿Para qué responderle? Es obvio que te acuerdas de mí: era el único en la escuela con cara de conejo y aparato ortodóncico, y que se quedaba inmóvil durante los recreos por no poder correr a causa de las hernias, con una rana en el bolsillo para ti. Es obvio que te acuerdas de mí: era tan linda la rana, ¿a que sí?

SONETOS A CRISTO
António Lobo Antunes
Alianza Editorial

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HA SIDO SIN QUERER


Hace mucho tiempo que le admitía a mi hijo esa frase.

Más tarde, cuando ya rondaba los ocho o nueve añitos, empecé a enseñarle que eso no es una bula papal, intenté transmitirle que aunque pedir disculpas es obligatorio siempre que se mete la pata, no exime de la responsabilidad del daño causado.

Por ejemplo: _! Quiero una tortuga! –Vale, apruebas y vamos a por la tortuga. Pero, va a ser tu responsabilidad, es tu tortuga, tú te ocupas de su comida, de su limpieza y de su bienestar ¿Vale?

Y claro, ¿Qué va a contestar un muchachuelo irresponsable con ganas de tener una tortuga?

Hubo aprobado, hubo tortuga y hubo una letanía insistente durante días como banda sonora del hogar- ¿Le has puesto de comer a la tortuga? –Ahora voy -¿Has lavado la tortuguera? Ahora voy, hasta que el desgraciado quelonio murió de dejadez.

Puede que en su momento la cosa fuese demasiado dura para un niño de primaria, desde luego para la tortuga fue durísima, pero es muy importante enseñarle al personal a responsabilizarse de sus actos, de sus errores y de sus omisiones.

Todavía hoy se lo recuerdo en algunas ocasiones, y cuando protesta de que eso paso hace un millón de años, le comento que la tortuga sigue muerta.

Y todo esto ¿a qué viene? Pues viene a lo de Sortu, ¡qué bonito!, estos perros cambian mas de collar que yo de foto en el facebook.

Por si no se me entendió bien la última vez que toqué este tema, repito:

El que mata es un hijo de puta, un asesino. El que pone el cañón de un arma en la nuca de otra persona y dispara, es un hijo de puta, un asesino.

El que facilita los datos de donde y cuando se puede encontrar a esa persona, es un hijo de puta y un asesino.

El que monta la logística para que esos puedan llevar a cabo semejante acto, es un hijo de puta y un asesino.

El que recauda los fondos para esa logística, es un hijo de puta y un asesino.

Los que amparan, admiten y otorgan, aprovechándose de la ventaja que da la sangre en los platillos de la balanza política, son una panda de hijos de putas y asesinos.

Cualquier acto político, social o económico que rentabilice el asesinato de una persona, es digno solo de hijos de putas y asesinos.

Y ahora nos ponemos con lo de rechazo pero no condeno, pero me la cojo con un papelillo de fumar y acérqueme usted al chiquillo que me lo puso muy lejos, total por matar a un par de gentes, que es lo que tiene la lucha mireusté, que de vez en cuando no hay más remedio que dejar los sesos de alguien esparcidos por entre las páginas de los estatutos, oiga.

Pues no, si querías jugar a los políticos, no haber pedido el disfraz de sicario, y si estas en la divertida pandilla de te extorsiono y te mato, que yo estoy mú loco, pues no puedes hacer política.

No hay coartada valida, ni lucha, ni ideología que justifique matar a alguien.

Por una ideología, por una idea, se puede morir, pero nunca matar.

Pero estamos en la época de los templaditos, de la corrección política, la época en la que todos los emperadores van en porretas y aquí todos calladitos como putas, no vaya a ser que quedemos mal, así que si estos señores quieren venir al parlamento con nosotros, pues los dejamos, como muestra de nuestra bonhomía y tolerancia, y hala muertecitos al nicho y angelitos al cielo. Juguemos al no ha pasado nada.

Pasa Patxi, que ahora mismo quito esta manchita de sangre de la moqueta y le digo a aquella señora que a llorar, a casa.

Pues a mí no me vale, no juego. Este extraño y leve cambio de rumbo no hace que se borre el dolor, ni que los muertos se levanten de sus tumbas y vuelvan a su trabajo y a los cumpleaños de sus hijos.

No me vale que te hayas hecho una corbata con el disfraz ese extraño de nazareno con chapela de los comunicados de ETA, ni que tengas ínfulas de demócrata de toda la vida. No intentes convencerme que no has celebrado ningún asesinato que cuadraba con tus intenciones. Que no sabias quienes eran las bestias negras, ni quien sus víctimas.

No me digas que no te sonaba raro, que en tu pueblo la policía fuera con pasamontañas y los delincuentes haciendo mítines a cara descubierta.

¡Ah! y so pedazo de hijo de puta, ni se te ocurra decirme que todo ese reguero de muerte ha sido sin querer.

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COMO EL AMOR MISMAMENTE


Una cita a ciegas, bueno, a ciegas, ciegas no, que ya nos conocemos de hace tiempo, solo que no contaba con encontrarnos.

Me proponen hacer el Camino de Santiago, acepto, y así a lo tonto capullo, me encuentro inmersa en un torbellino de sentimientos de los que ya casi ni guardaba recuerdo.

Todo el día con la sonrisa tonta estampada en la boca, con la cabeza en los caminos del norte y con el corazón pegando brincos de alegría.

Como para cualquier cita, hay que hacer planes, muchos planes. ¿Cuándo quedamos? (¡Que nervios!) pues al final de primavera, ya casi entrando el verano, buena época para caminar sin los rigores del invierno ni las canículas estivales.

¿Qué me pongo? No sé, no sé. Punto delicado donde los haya a la hora de cualquier cita, no se pueden defraudar las expectativas, hay que ir preparada para cualquier contingencia, pero no recargada ni con cosas superfluas.

Zapatos, zapatos, ¡Ay ayyyyyyy, el tema zapatos! Me compro unas botas flexibles, fuertes, me lastiman, las aparto. Es curioso lo que se aprende con estas cosas, de las botas yo esperaba que me ayudaran a avanzar, que me acompañaran y protegieran mis pasos (que es más de lo que espero de la mayoría de las personas en general), me han lastimado, y ahora busco una persona para la que sea el calzado idóneo, que me costaron lo suyo y no están los tiempos para ir tirando buen calzado por un ponme aquí unas ampollitas, pero desde luego no vuelven a mis pies. Esto mismo normalmente lo practico con las personas. Me haces daño, fuera, y pelillos a la mar, y hay gente que me dice que no es así, que hay que dar más oportunidades, si hombre, claro, para que te destroce los ligamentos.

Creo que no tengo espíritu ni de virgen ni de mártir, así que las cosas que hacen daño, fuera for ever sean botas, amigas o maromos.

Me zambullo en la red, busco rutas, albergues, comentarios, consejos, mapas……………horas y horas contemplando fotos, extasiada, anticipándome al deseado momento de transitar por los caminos milenarios.

Todavía faltan unos meses, pero ya intuyo esas pequeñas sensaciones, y me relamo de placer solo de pensarlo, el cansancio compartido al terminar la jornada, las charlas con desconocidos, el beso de cerámica de las tazas de ribeiro, ese temblor de la piel en las primeras horas del día, al iniciar en camino en la frescura del amanecer, la textura rugosa y solemne de los cruceiros. El estremecimiento por la espalda con esa gota, que la lluvia fina y burlona, ha conseguido colar por entre el pelo de la nuca, el sol calentando y cubriendo unos hombros cada día más dorados………..!Que ganitas tengo!

Me levanto temprano, para entrenar con todas estas cosas en la cabeza, y despreciando ese pequeño zumbido de dolor en las rodillas, en cualquier momento me asalta la sensación del olor húmedo del musgo de las piedras, (y sigo pasmada sonriendo y haciendo mis cosas), ¡Ese pan gallego!, esos pueblos pequeños y esos recovecos sombríos.

La verdad es que lo suyo seria completar el rito hasta Fisterra y bailar desnudos alrededor de la hoguera, pero no nos da el tiempo para tanto, ¡lástima!.

Estoy segura que a pesar de los inconvenientes lo voy a disfrutar muchísimo, solo se me plantea una duda ¿Es una herejía hacer el camino por motivos hedonistas?

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FEBRERILLO EL ASESINO


Empezando por el día 4, que siempre pensamos que lo del cáncer le va a tocar a otro, que no hombre que no, que eso es la lotería, las probabilidades de padecer un cáncer son mucho más altas que las de pillar una primitiva con bote. Infinitamente más altas, así que vamos a dejar de silbar mirando al techo, y vamos a echar formalidad con las revisiones.

Y la otra gran fecha, ¡El 14! ¡Tachaaaaan! No quisiera alarmar a nadie diciendo que el amor no existe (por mucho que a mí me lo parezca), pero, a ver, verbigracia, un suponer: Cuando una persona es inteligente, no va por ahí con un birrete recitando la lista de los números primos hasta cien millones, o si tienes un buen trabajo, de astronauta, por ejemplo, que ha sido la ilusión de tu vida desde pequeño, tampoco vas con la escafandra y el trajecito de los paseos, espaciales claro, por la calle.

Entonces ¿A qué viene tanto intercambio de osito o perrito o monito o cualquier bicho que termine en ito, abrazado entre corazones?

No me imagino a ninguna persona medianamente equilibrada, y que disfrute de una relación profunda, cómplice, plena, satisfactoria y duradera, montando un numerito de esos sanvalentinianos y poniéndose hasta arriba de esas tartas cardiomorfas compuestas de una crema rosa burda y empachosa, habiendo tartas Sacher por el mundo.

Las cenas de San Valentín me dan grima, ellas tan arregladitas sintiendo por fin que alguien las trata como debe, y ellos siguiendo el juego con la secreta esperanza, o la certeza de mojar. Aunque reconozco que es macabro, no puedo dejar de pensar que muchas de esas mujeres no volverán a ver más sanvalentines porque las habrán asesinado sus parejas antes del siguiente.

Y es que lo que culturalmente se nos ha inculcado como amor es una autentica mierda, y lo es porque sigue existiendo (de hecho yo juraría que estamos en un momento de involución) gracias a una desigualdad flagrante, y que nadie se pique que lo estoy comentando a nivel general.

Si el “EL” de turno llega a casa con la agresividad a flor de piel, la “ELLA” intenta comprenderlo, confortarlo, hacer que se sienta más relajado “.- Es que lo están pasando mal en la empresa, seguro que ha sido otro día difícil”.

Si la “ELLA” llega cabreada del trabajo después de haber recogido a los niños de las actividades y previo paso por el super (que como ahora cobran las bolsas y estando las cosas como están, ha pedido solo dos y una se ha rajado antes de llegar al ascensor), el mientras cambia de canal en su sillón piensa que mejor ni hablarle, seguro que está ovulando.

¿Es un topicazo? Si, ya, vale, bueno. No hace ni un par de meses que oigo en boca de alguien que conozco “Tío, hazle ya un niño a tu mujer y que se entretenga”. Año 2011, tercer milenio D.C. Doy fe.

De las películas, de la publicidad, del millón de canciones ñoñas de amor, de las series, donde si una mujer es brillante y atractiva está soltera y autista (bueno asperger) mejor ni hablamos. Si la Rapunzel revisada tiene como arma una sartén ¡Joder, ya vale!

Pero si hasta para nombrar los atributos, vamos de “mis santos cojones” a “¿A que huelen las nubes?”(supongo que a esto lo podemos definir como coño subliminal).

Así que menos amor de purpurina y cartón piedra, menos Julietas expectantes y menos Romeos complacientes, que ya va siendo hora de que las relaciones sean otra cosa.

A ver si el puto angelito de los güevos , se va de una vez a estudiar y se busca un trabajo serio en el que pueda ir vestido.

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