LA TDT, EL FACEBOOK Y OTROS ASUNTOS


(Por si mi querido Emi se pone a leer)
Debo de estar haciéndome vieja, bueno, desde luego, tampoco es que este en plena juventud, pero hay cosas que no acabo de entender.

Por ejemplo, la TDT, ¿Qué salimos ganando con la TDT?, por circunstancias mías, no suelo ver la tele por la tarde-noche, llego a casa muy tarde y voy directamente a la cama, y me pongo con el zapping. Aparte de los canales que hemos visto toda la vida, hay otros pocos más, hasta veintitantos, con una oferta un tanto extraña, a saber: Un par de ellos en los que se eterniza el debate político hasta la nausea, unos cuantos, con unos concursos rarísimos en los que unas chicas tetonas, que con gestos de malos modos, apresurando a la audiencia, nos animan a llamar para acertar un nombre de ciudad que desordenada se lee; CE AL BA TE, pero que nadie atina a ordenar, a pesar de la desabrida urgencia de la presentadora.

Y mis favoritos, los canales de tele tienda, ¿Qué sería de los insomnes sin los canales de tele tienda? Personalmente, siempre me han divertido mucho, cuchillos que cortan latas, sartenes que fríen chirlas del rio, manejadas por un cocinero histriónico, aparatos de gimnasia que herniarían a cualquier atleta olímpico…el rosario de ofertas es interminable, pero sin duda, lo que más despierta mi ternura es la crema facial de veneno de serpiente, en la línea mas genuina de los charlatanes de carromato, con sus pociones milagrosas, y a estas alturas del milenio, nos vuelven a vender, ¡veneno de serpiente!. Es sencillamente enternecedor por lo que tiene de ingenuo, y además bastante menos repulsivo que aquel invento de las babas de caracol.

Para poder disfrutar de esta maravillosa oferta, nos hemos tenido que proveer, de unos magníficos cacharritos adaptadores, para no quedarnos atrás en la increíble innovación, o, en el mejor de los casos, con una estupenda pantalla plana con el dichoso TDT incorporado. Indudablemente, una gran inversión.

¿Y el facebook? Pues no, tampoco acabo de pillarlo, hay millones de personas y entidades variadas, con su cuenta de facebook, dejando aparte lo de las entidades (que también hay cada grupo que se las trae) centrémonos en las páginas de personas.

La mayoría, nos movemos por la edad media (no la de los castillos, sino esa que va de los treintaitantos a los cincuentaytantos) y no desperdiciamos ni una oportunidad de ser superficiales y anodinos. Solo hay que darse una vuelta por los “muros”, para comprobar que, después de un buen rato de saltar de uno a otro, no has conseguido leer casi nada interesante o que por algún motivo merezca la pena.

Supongo que todas esas personas, cuando queremos comentar algo con los amigos, volvemos a los métodos más privados, como llamar por teléfono o mandar un mail, porque lo que son cartas de verdad, ya no las escribe nadie.

Los perfiles son otra historia; somos todos taaan interesantes, tan intrépidos, tan solidarios, tenemos una vida interior tan rica y una vena creativa tan sutil, es que vamos, somos la caña, todos, ¡que ricura! . Y tienen el agravante, que muchas personas, ofrecen cientos de datos de edad, domicilio, gustos, preferencias políticas, religiosas y una sarta interminable de fotos personales, incluidas las de nuestros hijos…… ¿Por qué ponéis tantos datos? Es una peligrosa manera de quedar expuestos, hay muchas campañas para que vigilemos que hacen nuestros hijos en el ordenador. Propongo una campaña para que alguien nos modere a nosotros, que nos estamos volviendo un poco imbéciles, con tanta fotito y tanta idealización fantástica sobre nosotros mismos.

Resumiendo, tengo mis teles con el susodicho cacharrito, no sea que me quede con el apagón.
Una amiga me abrió cuenta en el facebook, y por supuesto la uso, pero echo de menos sentarme al sol con unos amigos y unas coronitas, para comentar, entre otras cosas, lo mala que es la crisis de los cuarenta y la programación de la tele.

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EL CABALLO


Antes de empezar la partida el caballo piafa nervioso en su casilla, caracolea y se encabrita, y a su jinete le cuesta mantenerlo a raya.
Ha sido adiestrado para la batalla, y en el momento que lo liberan de la rigidez de la formación de inicio, trota al centro haciendo cabriolas, con su cola en alto y las orejas erguidas.

El caballo es un enemigo formidable, salta imprevisiblemente sobre cualquiera, cambiando el color de donde apoya sus cascos, su jinete reparte mandobles haciendo molinetes. Incluso la poderosa dama, teme al caballo. Solo los pequeños peones no se dejan deslumbrar por su ligereza, e intentan parar su baile letal.

El movimiento del caballo, aparentemente arbitrario, ha fascinado a muchos de los que lo han contemplado, llegando a emplear años y años analizando su paso elegante, y convirtiéndolo en un juego matemático, solo accesible a mentes privilegiadas.

Aparentemente es una pieza vital y llena de energía, pero esa imagen es engañosa, la mayoría de las veces, el caballo es el heraldo de la destrucción.

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